Esquina La Marrón

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Esquina La Marrón


Nos ha podido explicar Don Arístides, posiblemente con lujo de detalles, por que recibió el nombre la esquina de Marrón, de la que sabemos tan poco. Como había sentado sus reales en aquel sitio tan céntrico, don Lorenzo Marrón, caraqueño que se codeaba con la gente más distinguida, desde que estableció allí su casa durante la primera mitad del siglo XVIII. Como tenía a pocos metros el Juego de Pelota, donde competía la nobleza de la ciudad, se hizo un gran entusiasta de aquel deporte que congregaba a la gente más joven y a otros de más edad, en aquel animado club, donde se compartía el letargo y el tedio de los días casi idénticos unos a otros, copiados por el acompasado resonar de campanas y esquilones de las iglesias y conventos, reducidos a un estrecho recinto. Por ser un hombre destacado, la gente comenzó por llamar la esquina con su nombre:”de Marrón”. Pero don Lorenzo fue regalado con dos hijas muy bellas, que cuando crecieron desplazaron naturalmente al padre, y al momento la esquina se conoció como de las “Marrones” y hasta de “las Marronas”. Don Ignacio Serafín de Castro se prendó de Margarita Petronila Marrón, prima suya, con la que se casó previa dispensa por cercana consanguinidad (1746). Pero los papeles parecen indicar que anteriormente había desposado a doña Josefa Marrón, de la que tuvo varias hijas, entre las que descollaban doña María Trinidad de Castro y Marrón, consorte que fue del madrileño don Rafael Córdoba y Verde y doña Josefa Antonia de Castro y Marrón, quien se unió con don Francisco Antonio de La Rosa y Vidal.

Don Lorenzo había fundado hogar con doña Juana Margarita Reina, matrona que reinó en aquella, su esquina, hasta su deceso en 1750. Fue en estos tiempos cuando otra de sus hijas, doña Ana María Marrón contrajo matrimonio con Bernardo José Llanos. Como había ocurrido en otros puntos, fueron las mujeres quienes hicieron famosa la esquina de las Marrones.

A pesar de su edad ya avanzada (en 1778), Don Lorenzo Marrón, en nombre de los aficionados al Juego de Pelota, en vista de que el frontón que se hallaba a una cuadra de su casa, en la esquina de la Pelota, se había arruinado desde que se usaron las piedras adyacentes que formaban el primer lienzo de las murallas de Caracas, se dirigió al Cabildo en solicitud del terreno en que se estableció la primera carnicería de la ciudad, al borde del Catuche, en donde fue luego la plaza España y es hoy el elevado de la Avenida Fuerzas Armadas, con el fin de fabricar allí el nuevo Juego de Pelota. El Ayuntamiento respondió a Don Lorenzo Marrón que en vista de lo acordado en acta del 9 de abril de 1753, se pusiese de acuerdo con don Manuel Felipe de Tovar, quien había sido uno de los pretendientes en aquel momento, para tomar una decisión definitiva en el asunto.

Fue entonces cuando don Lorenzo Marrón pudo llevar a cabo la obra del “nuevo Juego de Pelota”, cuya construcción estaba pendiente desde que don Pedro Solórzano, don Andrés de Ibarra y don Manuel Felipe Tovar, habían obtenido autorización del Ayuntamiento para levantar la cancha deportiva en el terreno de la antigua y primera carnicería de Caracas, del cual les cedieron cien metros de fondo por dieciocho de frente.



1 comentarios:

  1. Unknown

    Excelente descripción

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